Boris Johnson tenía que pronunciar el discurso principal de una entrega de premios organizada por una asociación financiera británica en 2006. Sólo unas palabras para elogiar a los convocantes, dar algunas ideas y contar algunas bromas. El típico 'show Boris' que le había hecho tan popular entre audiencias conservadoras. Por entonces era diputado tory y escribía una muy bien pagada columna semanal en el Telegraph por la que cobraba 250.000 libras anuales. Dos años después, se convirtió en alcalde de Londres.
El actual primer ministro quería entretener a la audiencia y su capacidad de improvisación a veces le llevaba a territorios comprometedores.