Que las librerías volviesen a levantar sus persianas era algo deseado a ambos lados del sector: los libreros porque las facturas no han cesado pero los ingresos sí, y porque se hace urgente contrarrestar la desaparición de eventos que antes les inyectaban una más que necesaria liquidez, como Sant Jordi o la Feria del Libro.
Por su parte, muchos lectores estaban preocupados por la 'salud' de sus librerías de confianza, como demuestra la respuesta de la gente a iniciativas para ayudarlas que han nacido durante las últimas semanas. Y además llevaban desde el 14 de marzo sin novedades literarias, aunque estas van a tardar en llegar lo que tarde el sector editorial en retomar la normalidad —que puede ser poco o mucho—.
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