Tres secretarias hablan entre risitas y susurros en un pequeño hueco de la oficina, alejadas de los hombres para los que trabajan. El tema de conversación gira en torno a un libro que pasa de unas manos a otras: El amante de Lady Chatterley, de D. H. Lawrence. Cuando llega la nueva, Peggy, y les pregunta qué hacen, ellas le ofrecen el preciado objeto y le apremian a leerlo. No sin antes advertirle de que será mejor que no lo lea en el metro a ojos de la gente por lo que pudieran pensar de ella.