Hace años, en ciertos círculos se impuso el mote de “choriplaneros” para los simpatizantes del peronismo o de alguna organización social o partido de izquierda. Es una forma despectiva de referirse a quienes no votan a partidos liberal-conservadores y que, según esa mirada, venderían su voluntad a cambio de un choripán para acudir a las manifestaciones u obtener un plan social.
La descalificación no está circunscrita a la rivalidad política callejera, sino que saltó a pantallas mediáticas muy poderosas, entidades empresariales y dirigentes de Juntos por el Cambio.
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