España se enfrenta este verano a una encrucijada casi imposible de resolver. Por un lado, la mejora de los datos y el fin de casi todas las medidas restrictivas tenían como objetivo vender una pandemia bajo control que estrenase por todo lo alto la temporada turística. Y así iba a ser, hasta que la explosión de contagios entre los jóvenes aún sin vacunar ha dado la vuelta al escenario. Algunos países cercanos, como Alemania o Francia, han sacado a España de la lista verde de lugares en los que vacacionar, y el Gobierno y las comunidades deben elegir si atajar la subida con medidas que afecten al turismo de fiesta y restauración, o dejarlo estar con un nivel de "riesgo extremo".