Hay lugares en Castilla-La Mancha que se prestan a la imaginación. Que se lo digan, por ejemplo, a Don Quijote o al Cid Campeador. Sus llanuras, la parte donde se suceden kilómetros y kilómetros sin apenas promontorios y donde no hay reservas naturales o protegidas, ha sido siempre objeto de deseo de muchos promotores empresariales. En ese tipo de planicies vieron algunos la oportunidad de dar rienda suelta a uno de los proyectos más delirantes que se han planificado en la región como fue el megaparque temático al que llamaron 'El Reino de Don Quijote' en Ciudad Real.