El presidente ruso, Vladímir Putin, ha pintado de "éxito" las operaciones rusas en la devastada Mariúpol a la misma vez que ha ordenado a sus tropas que no se arriesguen a sufrir pérdidas en el asalto a la planta siderúrgica de Azovstal, donde se atrincheran los últimos combatientes ucranianos, superados en número, en la ciudad, cuya captura tiene una importancia tanto estratégica como simbólica para Moscú tras más de mes y medio de asedio.
En una reunión este jueves con el ministro de Defensa, Serguéi Shoigú, Putin ha dado instrucciones de bloquear y asegurar que "no pueda salir ni una mosca" del último gran reducto ucraniano en lugar de enviar a sus tropas al laberinto de túneles y búnkeres de la planta levantada durante la época soviética.