Ocurre habitualmente en el sector financiero que cuando se produce una caída del PIB le sigue un aumento en la morosidad de empresas y particulares con la banca. En 2020 esta relación "se ha roto", como explica el Banco de España, gracias a las medidas aprobadas tanto por el Gobierno como por el Banco Central Europeo para amortiguar el impacto de la crisis provocada por la pandemia de coronavirus. Así, hasta el cierre del pasado año no se ha apreciado un aumento de los impagos en los préstamos.