Apagar el teléfono y, por qué no, que el acceso a los sistemas quede suspendido al acabar la jornada laboral. Son dos medidas que podrían dar cumplimiento al derecho a la desconexión de los trabajadores. El derecho a 'desconectar del jefe' fue uno de los que pidió la Eurocámara cuando el continente empezaba a salir de la pandemia, pero su regulación tendrá aún que esperar. Tras trece meses de negociación con los sindicatos, los empresarios europeos se descolgaron del acuerdo. Ahora la pelota de regular ese derecho y el teletrabajo queda en el tejado de la Comisión Europea, que se ha comprometido a elaborar una legislación que sirva de paraguas para los 27.