En la narrativa oficial, la pobreza es Sawa; no Galdós, que también murió arruinado. En la narrativa oficial, siempre hubo quien premiara el talento, pero hasta los libros se publicaban con frecuencia gracias a intervenciones personales como la de Juan Ramón Jimenez con Barga
A finales de marzo de 1906, se inauguró en Madrid un frontón que, de noche, se convertía en teatro de variedades: el Central-Kursaal. Estaba en la calle Tetuán, cerca del Nuevo Café de Levante, donde se reunía un grupo de escritores y pintores encabezados por lo que Corpus Barga llama en Las delicias de Los pasos contados sus «antiguos panaderos».