En el último año, Occidente ha reforzado su unidad como bloque de poder con una posición común frente a la invasión rusa de Ucrania. Washington y Bruselas coordinan sus decisiones a un nivel sin precedentes: desde las sanciones hasta la entrega de carros de combate. Sin embargo, la retórica de la lucha por la libertad y la justicia no ha cuajado en el llamado sur global, donde decenas de países no han seguido ciegamente sus postulados tal y como esperaban.