Kiev se atrinchera de cara al segundo invierno de guerra y sus cansadas tropas pasan a la defensiva en buena parte del frente, donde el Ejército ruso lanza a diario decenas de ataques aprovechando su superioridad numérica en artillería, munición y personal. Es, en pocas palabras, el estado del campo de batalla en Ucrania, donde las líneas han cambiado poco desde el verano después de que la contraofensiva no lograra sus objetivos y en medio de la incertidumbre sobre el grifo de ayuda militar estadounidense.