Fue una cadena compuesta, en cada punto, por eslabones débiles. La preparación para pandemias era inconsistente y carecía de fondos. El sistema de alerta era "demasiado lento y demasiado dócil". La Organización Mundial de la Salud (OMS) no tenía los poderes necesarios. La respuesta ha exacerbado las desigualdades. El liderazgo político mundial "ha estado ausente". El resultado: un "desastre mundial" que persiste actualmente, y "lo que es peor, un desastre evitable".
Son algunas de las conclusiones del grupo independiente de expertos creado por la OMS para examinar la respuesta internacional a la COVID-19.