El pasado 7 de mayo, los ministros de Asuntos Exteriores árabes votaron la vuelta de Siria como miembro de pleno derecho de la Liga Árabe, que llevaba años retrasando la polémica decisión, tomada finalmente sin el apoyo unánime de sus 22 integrantes.
Los países árabes suníes, que han abierto la puerta a Al Assad tras años de aislamiento y demonización del dictador, no solo exigen una “solución” al conflicto sirio, sino que Damasco empiece a actuar contra los que producen y exportan el captagón, un estimulante a base de anfetaminas.