Fue el primero. Y el único también. En enero de 2015, en plena crisis económica, con el país intervenido, con recortes decretados por la troika y los partidos tradicionales –Nueva Democracia y Pasok– castigados en las urnas por su papel en el hundimiento de la economía, Alexis Tsipras ganaba las elecciones.
El líder de Syriza se convertía en el primer dirigente a la izquierda de la socialdemocracia que se sentaba en el Consejo Europeo, y lo hacía con un discurso antiausteridad y en contra de la gestión de la crisis financiera dominada por las instituciones económicas internacionales que reclamaban sacrificios a cambio del rescate.