Figuras progresistas intentan impulsar un proceso de primarias ciudadanas abiertas para elegir un candidato común de cara a la próxima elección presidencial de 2027, una idea que el líder de La Francia Insumisa rechaza y que divide a los socialistas
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Una imagen simbólica: diferentes formaciones de izquierda unidas y movilizadas por los trabajadores. Ocurrió el pasado 1 de mayo, cuando la secretaria general de Los Ecologistas, Marine Tondelier, su homólogo del Partido Socialista, Olivier Faure, y el diputado François Ruffin —ex de Francia Insumisa— se manifestaron junto a obreros y sindicalistas ante la fábrica de ArcelorMittal en Dunkerque.
La fotografía de las tres figuras del Nuevo Frente Popular, unidas por una misma causa, se produjo unos días después de que Lucie Castets —candidata de consenso de las fuerzas progresistas para ocupar el cargo de primera ministra tras las legislativas de 2024— exhortase a los partidos a organizar “unas primarias de la izquierda lo más amplias posibles” en una tribuna en Libération.
A lo largo de los últimos meses, diferentes medios franceses han ido desvelando la celebración de una serie de discretas reuniones entre representantes de los partidos progresistas para discutir una posible candidatura única. La idea es encontrar a la figura con más posibilidades de batir a la extrema derecha, aunque el método de designación divide.
Algunos abogan por unas primarias tradicionales o por una votación por orden de preferencia, mientras que otros defienden una designación en petit comité por los líderes de los partidos. En todo caso, a medida que avanza el calendario, los partidarios de la unión avanzan sus peones y multiplican los anuncios.
A través de una entrevista, también en Libération, François Ruffin llamó esta semana a las formaciones progresistas a organizar “una primaria géiser”, un evento del que emerja una dinámica ganadora. “Lo que domina hoy en el país, y es aún peor en la izquierda, es el desaliento, el desánimo”, afirma Ruffin. “Es, o bien la estrategia de las primarias, o bien la estrategia de la depresión”, recalca.
Aunque no cuenta con el respaldo oficial de ningún gran partido, Ruffin es uno de los principales outsiders en la izquierda de cara a 2027. Periodista documental, reconocido con un premio César, muy centrado en cuestiones de empleo y desindustrialización, durante mucho tiempo desarrolló su carrera en La Francia Insumisa (LFI) antes de que aparecieran diferencias con la dirección.
En concreto, Ruffin criticó el giro en la estrategia electoral que Mélenchon dio al partido tras las elecciones de 2022, a su juicio demasiado enfocado en los barrios populares y que ha dejado de lado a los territorios rurales y las pequeñas localidades, en las que la extrema derecha ha ganado mucho terreno en la última década. Poco después, abandonó la formación.
LFI confía en MélenchonSea cual sea el método de decisión, Jean-Luc Mélenchon no contempla participar en ninguno de los procesos propuestos por las otras formaciones. El líder de LFI es reticente al modelo de primarias, en parte por las frustraciones acumuladas en los años que pasó en el Partido Socialista. Además, considera que esas votaciones llevan a presentar candidatos de compromiso que renuncian a parte del programa. “Nunca participaremos en primarias: dan ventaja a los candidatos menos divisivos y revientan a los otros que participan”, zanjó en un discurso en 2023.
En la presidencial de 2022, Mélenchon se quedó a menos de dos puntos porcentuales de superar a Marine le Pen y clasificarse para la segunda vuelta. De cara a 2027 confía en volver a imponerse como candidato natural de la izquierda, ya que sigue siendo la personalidad que emerge con más fuerza en las encuestas. No obstante, por el momento, estas le dan en torno al 14% de los votos, aún lejos de 21% del conservador Édouard Philippe o del 31% del candidato de extrema derecha (ya sea Jordan Bardella o Marine Le Pen).
No obstante, en LFI siguen apostando por la capacidad de Mélenchon en campaña, por movilizar el voto joven y por el hecho de que, si a los votantes progresistas no se les presenta otra opción, acabarán votando de nuevo por él.
Unidad sin los 'insumisos'Uno de los últimos sondeos publicados, elaborado por Toluna Harris Interactive para la revista Regards refuerza los argumentos de los partidarios de la candidatura unitaria. Esa encuesta afirma que un candidato con el apoyo de insumisos, socialistas, ecologistas y comunistas podría ser el segundo más votado en la primera vuelta de las elecciones presidenciales de 2027 (solo por detrás de la extrema derecha). Más importante aún, incluso sin la participación de LFI, una alianza progresista tendría opciones de clasificarse para esa segunda vuelta.
Se trata de un dato importante porque, aunque las otras formaciones continúan tendiendo la mano a LFI, los socialistas ya no contemplan un pacto para construir esta unión que los incluya. Aunque las relaciones entre ambos partidos siempre han sido tensas, en los últimos meses el deterioro parece haberlos llevado a un punto de no retorno.
En enero, la decisión de los socialistas de no censurar al actual Gobierno agravó la distancia. Durante el desfile del 1 de mayo en París se produjo un intento de agresión a un diputado de PS, Jérôme Guedj, que vio el origen del incidente en los ataques dialécticos que Jean-Luc Mélenchon y otros miembros de LFI le han dedicado. Una secuencia que recuerda a otra muy similar ocurrida un año antes con el eurodiputado socialista Raphaël Glucksman.
El primer secretario del Partido Socialista, Olivier Faure, hasta hace poco gran defensor de la unión de toda la izquierda —LFI incluida—, ahora habla abiertamente de una unión de la “izquierda no melenchoniana” de cara a la presidencial, y considera que “los insumisos se han autoexcluido”.
Declaraciones que provocaron la reacción del coordinador LFI, Manuel Bompard. “Olivier Faure pretende abogar por la unión, pero excomulga a la fuerza más importante de la izquierda”, señaló en un mensaje en X. “Necesitamos una izquierda fiel a sus convicciones y sincera en sus opciones estratégicas para movilizar al pueblo y ganar”.
En todo caso, las alianzas electorales entre ambos de cara a las elecciones municipales del año que viene parecen descartadas y, en caso de que haya una disolución de la Asamblea Nacional este año, reeditar el Nuevo Frente Popular se antoja muy difícil.
Congreso decisivoEn el Partido Socialista, Olivier Faure, que se presenta a la reelección en el próximo congreso que se celebra en junio, acaba de publicar un libro autobiográfico. Un gesto que la prensa francesa ha interpretado como un primer paso hacia la construcción de una candidatura presidencial. Pero antes de eso Faure tendrá que librar una dura batalla interna.
Como él, los otros dos candidatos rechazan reanudar lazos con LFI. El alcalde de Ruán, Nicolas Mayer-Rossignol, propone reunir a la socialdemocracia y mirar hacia el centro; el diputado Boris Vallaud, como Faure, habla de una gran alianza progresista sin LFI. El problema en este sentido es que la idea de primarias abiertas incomoda a la mayoría de socialistas. La debacle de Benoît Hamon en 2017, que solo obtuvo el 6,36% de los votos tras ganar con claridad las primarias, aún se recuerda.
Además de Faure, el otro nombre que más suena en las filas socialistas es el de Raphaël Glucksmann, que obtuvo un buen resultado como cabeza de lista del partido en las últimas europeas. Glucksmann es, por el momento, el único líder en la izquierda capaz de hacer sombra a Mélenchon en las encuestas, con cifras de intención de voto que oscilan entre el 10 y el 15%. Y desde hace algo más de un año las batallas dialécticas entre los dos hombres son frecuentes.
No obstante, Glucksmann está optando por hacer camino en solitario y mantenerse a distancia tanto de las negociaciones entre formaciones progresistas, como de las luchas internas del PS. En realidad, comparte las listas electorales con los socialistas a través del pequeño partido asociado que fundó, llamado Place Publique, y no participa directamente en la estructura del PS. Como otros posibles candidatos, prefiere la discreción y no correr el riesgo de exponerse demasiado pronto.