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Putin esquiva la furia de Trump mientras la UE se queda sola en la presión con nuevas sanciones

Putin esquiva la furia de Trump mientras la UE se queda sola en la presión con nuevas sanciones

La Unión Europea se encuentra en la encrucijada de tratar de convencer a Trump sin enfadarle para que mantenga el apoyo a Ucrania mientras en Moscú brindan por haberse alejado de la furia del presidente estadounidense sin hacer concesiones

Trump anuncia que Rusia y Ucrania van a negociar “de inmediato” un alto el fuego tras su conversación con Putin

Donald Trump sigue dando una de cal y una de arena a sus socios europeos, que la última semana han creído ver al presidente de EEUU acercándose a sus posiciones al plantear a Vladímir Putin la necesidad de un algo el fuego en Ucrania.

Sin embargo, en la llamada telefónica el líder ruso se salió con la suya sin que Trump pretenda responder por ahora a través de sanciones, que es lo que le planteaban casi a la desesperada Volodímir Zelenski y la Unión Europea. En Bruselas, los ministros de Exteriores de los 27 han decidido seguir adelante con la “presión” mientras la posibilidad de que Washington se sume se va desvaneciendo.

La Unión Europea tiene, además, una doble complicación que es tratar de acercar a Trump a sus posiciones sin enfadarle. Y a eso se han dedicado los esfuerzos de los primeros ministros de los principales países que han tomado las riendas de la situación junto a Zelenski. En Kiev, Emmanuel Macron (Francia), Friedrich Merz (Alemania), Donald Tusk (Polonia) y Keir Starmer (Reino Unido) aprovecharon su apoyo al presidente ucraniano para hablar con Trump y limar asperezas. En esa conversación arrancaron a Trump la defensa de un alto el fuego de 30 días.

La jugada se repitió en los márgenes de la cumbre de la Comunidad Política Europea que se celebró en Tirana (Albania) el pasado viernes, justo después de que las delegaciones rusa y ucraniana se reunieran en Estambul sin conseguir avances. Los líderes europeos confiaron entonces en que Trump se convencería de que Putin no es de fiar. Sin embargo, la llamada telefónica que ambos mandatarios mantuvieron el lunes ha echado un jarro de agua fría a las expectativas de la UE.

La UE avanza en nuevas sanciones

En Bruselas se vanagloriaban de que, al menos, el presidente de EEUU informara a sus socios de los términos en los que se produjo la conversación a través de una videoconferencia en la que participó la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, además de varios líderes, como Macron o Merz, entre otros. “Hemos compartido con Trump la lectura de la situación”, aseveró la portavoz del gobierno comunitario, Paula Pinho, que aseguró que es de “interés mutuo mantenerse informados”.

Sin embargo, nada hace pensar que Trump vaya a seguir la senda planificada por los líderes europeos, que pasa por estrechar el cerco a Moscú, para lo que pretendían ir de la mano de Washington. Pero Trump renunció a la imposición de nuevas sanciones tras su llamada con Putin bajo la premisa de que “hay una oportunidad” de acabar con la guerra. Al menos por ahora. “Creo que existe la posibilidad de conseguir algo, y si lo hacemos, la situación podría empeorar mucho. Pero puede llegar un momento en que eso ocurra”, afirmó.

En la UE, por el contrario, consideran que las evasivas de Putin para aceptar un alto el fuego incondicional son una muestra más “de su falta de seriedad”, “de que no quiere acabar con la guerra”, “de que está jugando y ganando tiempo”, según las declaraciones de varios ministros de Exteriores europeos. Y, ante la negativa de Trump, pretenden seguir adelante con las sanciones.

En la reunión de este martes se aprobó el 17º paquete de sanciones. “Las sanciones que aprobamos hoy ya son el pasado”, resumió el ministro lituano, Kęstutis Budrys, que defendió la necesidad de que la UE contribuya a parar el “círculo vicioso”.  “La única opción es poner más presión a Rusia para que negocie seriamente”, afirmó la alta representante, Kaja Kallas, que cuenta con el respaldo mayoritario para seguir adelante con las nuevas medidas que pasan por la prohibición de los gasoductos del Nord Stream, rebajar más el precio del petróleo, incluir más barcos de la denominada “flota fantasma” con la que Moscú sortea las sanciones internacionales y ampliar el castigo a las entidades financieras que permiten mantener viva la economía de guerra rusa.

Satisfacción en Moscú

Frente a la frustración europea, en Rusia, de nuevo, hay satisfacción. Quizá esta vez más que tras las dos anteriores porque había dudas sobre cómo reaccionaría el presidente norteamericano a la negativa del líder del Kremlin a reunirse con Zelenski y a aceptar un alto el fuego.

En esta ocasión la fórmula con que disfrazó el rechazo fue un memorándum para un futuro acuerdo de paz, sin plazos, tal y como explicó después el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, y que podría incluir eventualmente un alto el fuego.

Según el periodista ruso independiente Dmitri Kolezev, “parece otra estratagema para continuar la guerra bajo la apariencia de un proceso de paz sin dar a Trump un pretexto para imponer sanciones más duras ni aumentar el apoyo militar a Ucrania”. “Solo puede haber una fórmula para la paz, y es la rusa”, escribe el corresponsal de guerra Aleksander Kots en el periódico oficialista Komsomólskaya Pravda. “No habrá alto el fuego sin condiciones. Tenemos unas pocas y no las cambiaremos por las promesas económicas de Trump ni las amenazas de Vance de retirarse de las negociaciones”, añade.

La clave, de nuevo, son las condiciones de Rusia para un alto el fuego, difícilmente asumibles para Kiev. Putin no quiere ni hablar de detener los combates si no se asegura un acuerdo de paz a su medida. Según el exdiplomático ruso Vladímir Frolov, el presidente ruso quería conseguir el apoyo tácito de Trump para volver al marco de las conversaciones de Estambul de 2022, que el Kremlin pretendió retomar el pasado viernes en el mismo punto en que habían quedado. Y, en su opinión, lo obtuvo.

Eso significa que las condiciones de Moscú para una tregua son: el estatus neutral de Ucrania, la ausencia de tropas extranjeras y de armas de destrucción masiva en su territorio, su renuncia a las reparaciones de guerra, la transferencia de la totalidad de las cinco regiones anexionadas en la constitución rusa y su reconocimiento internacional.

Pese a que en la UE sostienen que las sanciones dañan a la economía rusa, en el Kremlin ya no las temen. Su endurecimiento no cambiará los planes de Putin en Ucrania y, además, están convencidos de que Trump se dio por satisfecho con el planteamiento del líder ruso y no va a ejercer más presión. “Hay un proyecto [para aumentar las sanciones] preparado en el Congreso norteamericano”, dijo tras la conversación Yuri Ushakov, asesor presidencial, “pero Trump no es partidario de las sanciones, sino de los acuerdos.”

Ushakov también relató cómo Putin había agasajado al presidente de Estados Unidos como parte de su estrategia para lograr su favor. Primero lo felicitó por el nacimiento de su undécimo nieto, luego le agradeció su mediación en la guerra con Ucrania, le habló de las posibilidades económicas de la relación entre Rusia y EEUU y calificó de “impresionantes” los resultados de la gira de Trump por Oriente Medio. Al acabar, comentó que ninguno de los dos quería colgar el teléfono y que el líder norteamericano invitó al presidente ruso a llamarle siempre que quisiese.

Putin no desea que Trump se retire de las negociaciones de paz por su culpa, pero no quiere ceder en sus objetivos de máximos. Si EEUU abandona el conflicto o coge distancia, debe ser con la convicción de que Rusia quiere un pacto y cortando la ayuda a Ucrania, para así continuar a la vez avanzando en el frente y en el restablecimiento de las relaciones entre ambas potencias.

El Moskovski Komsomólets lo resume así: “La disposición de Trump para un acuerdo es una consecución de la política exterior rusa. Si hay una posibilidad de preservarla y cementarla sin sacrificar nuestros intereses fundamentales, sin duda debemos aprovecharla”.

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