El partido ultraderechista seduce a los electores con un marketing agresivo que explota prejuicios arraigados y la pulsión antisistema, según el docente e investigador del Instituto Superior de Ciências do Trabalho e da Empresa de Lisboa
Viaje al pueblo portugués que más vota a la extrema derecha: “André Ventura, líder de Chega, es un corruptor de mentes”
El discurso corrosivo del partido ultraderechista Chega y de su líder, André Ventura, irrumpió en la política portuguesa llevando a la primera línea los prejuicios de la sociedad contra la minoría gitana, así como las pulsiones populistas contra los partidos tradicionales.
El politólogo João Carvalho, docente e investigador del Instituto Superior de Ciências do Trabalho e da Empresa en Lisboa, especializado en migraciones, movilidad y etnicidad, plantea en una entrevista con elDiario.es que Ventura ha revolucionado la “oferta política” con su estilo bronco y personalista, de éxito fulgurante a la hora de “sacudir” el sistema parlamentario, pero con limitaciones que dificultan que llegue al Gobierno.
¿Ha llegado Chega a su techo electoral?
El contexto es menos favorable que el año pasado, cuando había una investigación judicial sobre el primer ministro [António Costa] y otros casos de supuesta corrupción. Chega debe decidir si opta por la responsabilidad o sigue en el radicalismo. Pero una eventual coalición con el PSD [Partido Social Demócrata, conservador] es mucho menos probable, porque [el candidato del PSD] Luís Montenegro ya lo ha descartado. Ventura no sabe cómo posicionarse. Un día pide una mayoría, otro día defiende entrar en el Gobierno. El impacto electoral es difícil de adivinar.
¿Por qué?
Porque el voto de Chega está mucho más basado en las emociones que en el programa político. Su programa económico tiene un coste desemesurado, de 40.000 millones de euros, de aplicarse tendríamos otro rescate del Fondo Monetario Internacional a los dos años de empezar a gobernar. Su voto está más asociado al populismo, al nativismo contra los gitanos y las minorías étnicas, más incluso que a la inmigración. No está claro que haya una relación entre su crecimiento y el de la población extranjera, mientras que el estereotipo contra los gitanos es transversal.
¿Es un prejuicio histórico o se ha agravado recientemente?
Es histórico y brutal, arraigado en toda la sociedad de abajo a arriba, también incluso entre votantes de izquierdas, y mayor que en España. Ventura adquiere popularidad por primera vez cuando dice en 2017 que los gitanos viven todos de la seguridad social, cuando era candidato local por el PSD. Es el primero en capitalizarlo políticamente.
Usted defiende que Chega capta votos de los que estaban en la abstención, que no participaban en el debate político. ¿De qué segmentos de la sociedad provienen?
No hay un perfil único. Se trata de personas instatisfechas con la oferta política. Por eso hablo del 'efecto Mercadona', que en un mercado muy estructurado, es una novedad que penetra con un marketing agresivo, un factor de atracción y un estilo propio que activó a una parte de los portugueses. Aunque hay otro efecto muy importante, que es el de la gran coalición de 2015, cuando los partidos de extrema izquierda, que eran partidos-protesta que nunca habían gobernado, dan apoyo al PS y pierden esa condición.
El partido antisistema ahora es Chega. Sus votantes buscan dar una sacudida para provocar que las formaciones tradicionales se muevan. Por otra parte, Chega es un partido personalista, un one man show. Ventura se ha especializado en un lenguaje que creo que en España no existe, que es el de las tertulias futbolísticas.
Sí que existen, sí.
Se habla de todo menos de fútbol. Son discusiones totalmente primitivas y Ventura es un especialista en esto. Busca crear indignación, como hace [Donald] Trump.
Pero no reivindica la dictadura, el salazarismo.
No, en eso ha sido muy astuto. Lo que dice es: “Llevamos 50 años de democracia y todo está corrompido”. Pero luego sus propuestas son simplistas, como decir que reduciendo el Parlamento de 280 a 100 diputados va a acabar con la corrupción. También carga contra los inmigrantes, pero solo contra los del Indostán.
¿Por qué?
Porque son culturalmente distintos, pero esto cala menos. Los portugueses son estadísticamente de los europeos con mejor percepción de la contribución económica de los inmigrantes. También es que hay un millón de portugueses que a su vez han emigrado; alguien tiene que sustituirlos, no hay la percepción de que sean una competencia directa.
Respecto al veto del PSD a que Chega entre en el gobierno, ¿cree que se mantendrá siempre?
El anterior líder del PSD, Rui Rio, alienó a gran parte de sus electores moderados cuando admitió la posibilidad de pactar con Chega. Ahora Montenegro dice que no, pero luego acomoda su política a la de Chega para robarle electorado, con medidas como impedir que los inmigrantes puedan acudir a la sanidad pública para algo más que las urgencias o limitar la posibiidad de regularizar la residencia mediante el arraigo laboral. Creo que esta estrategia no tendrá éxito. Los votantes prefieren siempre el original a la copia, y a los votantes de Chega les seducen más los discursos populistas y contra los gitanos que contra la inmigración.
(Esta entrevista ha sido condensada para mayor claridad).