El ex jefe de la diplomacia europea recoge el premio Carlos V en el monasterio de Yuste (Cáceres) con un discurso en el que ha alertado del genocidio en Gaza: "Estamos ante la mayor operación de limpieza étnica desde el final de la Segunda Guerra Mundial"
Josep Borrell acaba de cumplir 78 años, ya mirando la actualidad desde esa distancia que da una vida dedicada a la política en sus diferentes dimensiones, pero también con contactos y fuentes después de haber pasado cinco años dando la vuelta al mundo como Alto Representante de la UE para verse con presidentes, primeros ministros y ministros en tiempos de crisis como los de la COVID-19, la guerra de Ucrania y el genocidio israelí en Gaza.
Borrell, exvicepresidente de la Comisión Europea, expresidente del Parlamento Europeo, ex Alto Representante de la Política Exterior y de Seguridad de la UE, además de varias veces ministro del Gobierno de España, ha pronunciado este viernes un discurso en el monasterio de Yuste (Cáceres), tras recibir el premio europeo Carlos V, en el que ha señalado varios riesgos del momento presente, zarandeado por la nueva presidencia de Donald Trump, lo cual tiene repercusiones en todo el mundo.
“Estamos ante la mayor operación de limpieza étnica desde el final de la Segunda Guerra Mundial para crear un espléndido lugar de vacaciones una vez que se hayan retirado los millones de toneladas de escombros de Gaza y los palestinos se hayan ido o hayan muerto”, ha dicho Borrell, en alusión al genocidio israelí en Gaza, no sólo con el visto bueno de EEUU, sino alentado por el proyecto inmobiliario enunciado por el presidente de EEUU: “En su respuesta, Israel ha violado todas las normas, utilizando sistemáticamente el hambre de la población civil como arma de guerra y provocando con sus bombardeos más de 50.000 muertos entre la población de Gaza, entre ellos la mayoría mujeres y niños. En Gaza se ha lanzado una potencia explosiva equivalente a tres veces la bomba de Hiroshima, y desde hace meses nada entra en Gaza, nada ni agua, ni comida, ni electricidad, ni carburante ni servicios médicos. Así lo han proclamado y aplicado los ministros de Netanyahu”.
Borrell añade: “Todos sabemos lo que pasa allí, y todos oímos los propósitos de los ministros de Netanyahu, que son claras declaraciones de intención genocida. Pocas veces he escuchado a un responsable estatal expresar tan abiertamente un plan que se ajuste a la definición jurídica de genocidio”.
“Se puede morir de un tiro en la nuca, se puede morir en una cámara de gas, también se puede morir de hambre”, ha afirmado Borrell: “Y, en cualquier caso, se trata de la voluntad de exterminio de un pueblo”.
El ex jefe de la diplomacia europea recuerda: “Europa tiene capacidad y medios para no solamente protestar, sino para influir en la conducta. Y no lo hace: suministramos la mitad de las bombas que caen sobre Gaza. Y si de verdad creemos que hay demasiados muertos, la respuesta natural sería suministrar menos armas y utilizar la palanca del acuerdo de asociación para exigir que se respete el derecho internacional humanitario, y no solamente lamentar que tal cosa no se haga”
En relación con el giro en las relaciones transatlánticas por la alianza entre Trump y Vladímir Putin, el ex jefe de la diplomacia europea ha dicho: “Para hacer frente a esta situación, tendremos que pasar de un pacifismo estructural a un rearme sólido, pero haciéndolo a escala europea si queremos evitar despilfarros y que vuelvan a resurgir los viejos demonios nacionales. Tendremos que cambiar desde un atlantismo cómodo y atávico por el que hemos delegado nuestra seguridad a los Estados Unidos a construir la plena soberanía europea, que pasa también por dar a Europa una dimensión fiscal y de seguridad”.
“Hoy la historia son los otros”, afirma Borrell: “Europa forjó el mundo y ahora el mundo nos forja a nosotros, aunque instalados en nuestro eurocentrismo, todavía no acabemos de darnos cuenta hasta qué punto el mundo ha cambiado hoy: la historia son los demás. Hoy la historia se ha convertido en un producto de importación: la historia la han escrito los soldados rusos que se pusieron en marcha una madrugada de febrero hacia Kiev, y los ucranianos que resistieron; la historia la escriben los electores americanos al poner en la Casa Blanca de nuevo al señor Trump; la historia la escribe hoy la competición tecnológica entre Estados Unidos y China, y esperemos que solo sea tecnológica; la historia tiene hoy las caras de Donald Trump, de Vladimir Putin y Xi Jinping. Ninguno de los cuales es europeo, los conozco algo y puedo asegurarles que de los tres hay dos que son más inteligentes que el tercero. Lo que pasa es que el tercero no lo sabe”.
El ex Alto Representante de la UE ha señalado cómo el orden mundial vigente “está siendo demolido por Putin, un déspota cuyo fracaso militar en Ucrania le ha vuelto más peligroso. Y por Trump, el maestro del caos, que ha pasado de aliado a adversario. La cuestión en Europa no es cómo nos relacionamos con los vecinos, sino cómo hacemos frente a los choques que nos llegan de fuera, a la historia que importamos y los choques que sufrimos”.
Para Borrell, “Putin y Trump son dos personajes, que cada uno a su manera representan del viejo imperialismo del siglo XIX, que nosotros conocemos bien. y uno es mucho más inteligente, astuto y taimado que el otro, aunque el otro no lo sepa. Y eso tiene consecuencias para todos”.
En relación con la invasión rusa de Ucrania, Borrell ha explciado: “Lo que me tortura, pensando en lo que hemos hecho, es: ¿por qué no lo hicimos antes? ¿por qué no entregamos inmediatamente las armas necesarias para la defensa que quizá hubiesen cambiado el curso de la guerra? Ahora, la pregunta que los europeos se tienen que hacer es qué hacer si Estados Unidos deja de ayudar a Ucrania. Tal cosa puede ocurrir porque Trump se ha puesto del lado de Putin, porque le ha dicho sí a todas sus exigencias”.