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Zelenski busca amargar a Putin la fiesta del Día de la Victoria ante la presencia de una treintena de líderes mundiales

Zelenski busca amargar a Putin la fiesta del Día de la Victoria ante la presencia de una treintena de líderes mundiales

Ucrania ha redoblado el envío de drones contra la ciudad de Moscú horas antes del 80 aniversario del Día de la Victoria de Rusia en la Segunda Guerra Mundial

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El 7 de mayo de 2000, Vladímir Putin tomaba posesión como presidente de Rusia. Durante este cuarto de siglo en el poder, nunca se había celebrado en Moscú un cumpleaños redondo del triunfo soviético en la Segunda Guerra Mundial, el 9 de mayo, bajo amenaza.

Volodímir Zelenski intenta deslucir los 80 años del Día de la Victoria intensificando los ataques con drones sobre la capital rusa hasta cifras récord, con el objetivo de mostrar las debilidades del anfitrión frente a sus huéspedes, 29 líderes mundiales.

El centro de la ciudad está blindado y desplazarse a través de sus calles es una pesadilla para los vecinos. El Kremlin ha pedido “comprensión” a los moscovitas por los cortes de conexión a internet, que serán constantes hasta el sábado, también se recomienda pagar en efectivo porque los datáfonos, las transferencias instantáneas y algunos cajeros no funcionarán, y las tiendas de las avenidas por las que pasará el tradicional desfile militar, este viernes, deberán cerrar. Las medidas de seguridad son tales que se ha impedido a los periodistas acceder al ensayo general que, como siempre, se organiza dos días antes de la cita oficial.

Las autoridades incluso han prohibido a la gente que use fuegos artificiales con el argumento de que están creciendo las “provocaciones”. No dicen cuáles, pero se sobreentiende que se refieren a los drones ucranianos. En Moscú hay mucho nerviosismo desde que Zelenski advirtió que “no se hacía responsable” de la seguridad de los jefes de Estado que asistieran a los actos del Día de la Victoria. El Gobierno ruso le ha acusado de “terrorista” y de “provocador” y el líder ucraniano ha respondido alertando de que las provocaciones podrían ser ataques rusos de falsa bandera para culpar a Kiev.

El medio independiente ruso Viorstka asegura que las empresas públicas han obligado a sus trabajadores a realizar horas extra para vigilar la llegada de drones. Un empleado de la Institución Presupuestaria Estatal explica que los capataces de las obras recibieron unos prismáticos y fueron enviados a los tejados “a mirar el cielo” en busca de estos aparatos, y otro trabajador de la Autoridad de la Vivienda asegura que hicieron lo propio con los conserjes.

Lo cierto es que el ejército ucraniano ha redoblado el envío de drones contra territorio ruso. En las últimas 24 horas, las defensas aéreas rusas han abatido 524, la cifra más alta en un solo día desde el inicio de la guerra. Los artefactos se han cebado con la región de Moscú, que no suele ser blanco de este tipo de ataques. La madrugada del martes las tropas de Kiev lanzaron el mayor número de drones desde el 11 de marzo, cuando tuvo lugar el ataque más masivo contra la capital de toda la guerra, coincidiendo con uno de los encuentros bilaterales entre Estados Unidos y Rusia.

Entonces Zelenski quiso llamar la atención sobre el hecho de que se estuviera debatiendo la suerte de Ucrania sin Ucrania. Ahora Moscú encadena tres noches seguidas con aviones no tripulados ucranianos repelidos por las defensas rusas y con el fin de recordar a los rusos que no habrá descanso hasta que se detengan los combates.

Sin embargo, es improbable que Zelenski pretenda golpear la capital rusa durante las ceremonias del Día de la Victoria. Fuentes de Defensa ucranianas aseguran al Washington Post que, por un lado, sería casi imposible que un ataque tuviera éxito por el blindaje de la ciudad, y por otro, podría provocar represalias rusas y enojar a Washington. El ejército ruso, a modo de aviso a navegantes, disparó la madrugada del miércoles un misil balístico y una treintena de drones contra la región de Kiev, que dejaron dos muertos y al menos ocho heridos.

Atemorizar a los mandatarios extranjeros

Lo que busca Zelenski es meter el miedo en el cuerpo de los dirigentes internacionales y dificultar el normal desarrollo de la celebración. Es por eso que drones ucranianos también han atacado aeródromos militares desde los que salen los aviones que participan en el desfile, ocasionando un importante caos aéreo con decenas de vuelos cancelados en todo el país y 60.000 pasajeros afectados.

Todo ello ha obligado a paralizar durante diez horas el aeropuerto de Vnúkovo, donde deben llegar la gran mayoría de las delegaciones extranjeras. La aeronave del presidente serbio, Aleksandar Vucic, incluso ha tenido que realizar un aterrizaje de emergencia en el aeropuerto de Bakú, en Azerbaiyán, por las restricciones en el espacio aéreo.

Putin no recibía a tantos invitados internacionales para el 9 de mayo desde 2015. Este miércoles se reunió, entre otros, con el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, con quien firmó un acuerdo de asociación estratégica y cooperación, y con el presidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel. Por su parte, el ministro de Exteriores, Sergéi Lavrov, ha recibido al presidente brasileño, Lula da Silva, en el aeropuerto.

El plato fuerte será este jueves, cuando está previsto que Putin mantenga un encuentro con el jefe de Estado chino, Xi Jinping, el gran aliado de Rusia y principal sostén económico desde la invasión a Ucrania. Ambos mandatarios tendrán que abordar la escalada de tensiones entre India, aliado de Moscú, y Pakistán, aliado de Pekín. Además, según Bloomberg, discutirán la construcción de un gaseoducto a través de Siberia que lleva años atascado y que serviría para que Rusia suministrara gas a China.

En el acto también estará presente un primer ministro de la Unión Europea, el eslovaco Robert Fico, cercano a Putin y que denunció haber recibido presiones de Bruselas por su decisión. Él mismo advertía el lunes a Zelenski que no se saldrá con la suya: “Se piensa que con estas amenazas no iremos, pero se equivoca profundamente”.

Quien no estará es una de las voces más indulgentes con Rusia y críticas con la UE, el primer ministro húngaro, Viktor Orbán. En noviembre, después de que Fico confirmara su asistencia, el gobierno de Orbán se limitó a justificar su ausencia diciendo que “para el pueblo húngaro, el fin de la Segunda Guerra Mundial tuvo un significado diferente que para otros países que participaron”. Durante el conflicto, Hungría apoyó a la Alemania nazi y combatió a las tropas soviéticas.

Una tregua que nace muerta

Para tener la fiesta en paz, esta medianoche entra en vigor una tregua unilateral de 72 horas impulsada por Putin, que Zelenski ya ha rechazado. El Kremlin ha prometido una respuesta “adecuada y eficaz” si Kiev viola el alto el fuego, pero ha evitado pronunciarse a preguntas de los periodistas sobre si esta réplica podría ser en forma de misil hipersónico Orechnik.

El asesor del jefe de la oficina del presidente ucraniano, Mikhailo Podoliak, ha asegurado en la televisión independiente rusa Dozhd que el ejército ruso no ha recibido ninguna orden de alto el fuego entre el 8 y el 10 de mayo. “Son todo elementos de una campaña de propaganda primitiva”, ha afirmado Podoliak.

Ucrania y Estados Unidos siguen siendo partidarios de una tregua de 30 días porque entienden que la iniciativa de Putin solo beneficiaría a Rusia y le permitiría celebrar con tranquilidad el Día de la Victoria. Por eso se la ha bautizado popularmente como “la tregua del shashlik”, las brochetas que cuecen en las barbacoas los rusos en sus dachas durante los días festivos.

Ahora bien, este lunes Donald Trump se descolgó aplaudiendo la propuesta del presidente ruso. “Una tregua de tres días no parece mucho, pero es mucho, viniendo de dónde venimos”, dijo. En las últimas horas, incluso ha sugerido que la readmisión de Rusia en la Copa del Mundo de la FIFA podría ser un “incentivo” para que Putin terminara la guerra.

En cambio, el enviado especial de la Casa Blanca, Keith Kellogg, una de las voces de la administración norteamericana más cercanas a Kiev, insiste en que la reticencia de Putin es en estos momentos “el obstáculo” para conseguir un acuerdo de paz en Ucrania y se ofrece a garantizar la aplicación de un alto el fuego permanente.

En una entrevista en Fox News, Kellogg también ha explicado que Kiev propone congelar el frente en su situación actual y crear una zona desmilitarizada de unos 30 kilómetros, aunque el Kremlin asegura no haber recibido ninguna iniciativa al respecto.

En este sentido, el vicepresidente estadounidense, JD Vance, considera que Moscú pide concesiones “excesivas”, pero al mismo tiempo no es pesimista sobre las posibilidades de un acuerdo ni cree que Putin no esté interesado en la paz. Desde su punto de vista, el siguiente paso deberían ser contactos directos entre Rusia y Ucrania.

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