Es un impuesto que lleva tiempo sobre la mesa. Ha habido países, como Francia, que lo han puesto en marcha, pero terminaron aparcándolo por la reacción del Gobierno de Estados Unidos, de Donald Trump. Hay otros, como España, que también lo tenían en la agenda.
La posición mayoritaria en la Unión Europea antes de la crisis del coronavirus era buscar una tasa común acordada en organismos multinacionales y que luego fuera aplicada de forma homogénea en los 27. Pero el descalabro económico de la pandemia puede acelerar su entrada en funcionamiento.
"El impuesto digital se basaría en el trabajo de la OCDE sobre impuestos a las empresas de una presencia digital significativa", afirma la Comisión Europea, que dice apoyar "activamente los debates en la OCDE y el G20" y estar "dispuesta a actuar si no se llega a un acuerdo global".