Córdoba cumple su primera semana de jornada intensiva en el sector de la construcción sin registrar ninguna incidencia significativa, aunque a las habituales medidas para combatir los 40 grados a las puertas del verano se unen ahora las mascarillas, una protección incómoda con altas temperaturas.
La crisis sanitaria por la COVID-19 obliga a compaginar un horario de trabajo que evite las horas más intensas de calor con medidas de distanciamiento social y prevención, que en la mayoría de los casos se cumplen, pero que en el caso de mascarilla en concreto es bastante más difícil de aplicar.
Un elemento ya habitual pero que con un trabajo físico "resulta insoportable", según han reconocido a Efe Francisco Carmona, gerente de la Asociación de Empresarios de la Construcción de Córdoba (Construcor), Antonio Salazar, secretario de Negociación Colectiva de la Federación de Construcción y Servicios de CCOO, y Antonio Lopera, responsable de Acción Sindical de FICA-UGT Córdoba.