Von der Leyen propone a los 27 una asociación con una docena de países asiáticos que sirva como alternativa a la Organización Mundial del Comercio, quebrantada en multitud de ocasiones y sumida en la parálisis. La UE busca nuevas alianzas, como un refuerzo de la relación con Canadá, mientras el pesimismo se cierne por los resultados de la negociación con Washington
La UE se tensa en la recta final de la negociación con Trump y Sánchez niega preocupación por su última amenaza
La ira comercial de Donald Trump contra el resto del mundo ha provocado la multiplicación de los contactos entre distintos bloques económicos en busca de relaciones más seguras. La declaración de guerra comercial de EEUU llevó a la Unión Europea a reforzar sus lazos con otras potencias, entre ellas Canadá, los países asiáticos, India, Sudáfrica... La máxima de la UE es que quiere un acuerdo con Washington, pero se ha puesto las pilas para mejorar sus posibilidades con el 70% del comercio mundial restante. Como parte de esas alianzas, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, ha planteado impulsar una asociación de libre comercio con cerca de una docena de países asiáticos al margen de EEUU y que suponga el “rediseño” de la Organización Mundial del Comercio (OMC), quebrantada continuamente y paralizada en buena medida por las trabas de la gran potencia mundial, tanto con Trump como con Joe Biden. Y todo cuando el bloque comunitario enfrenta la recta final de las negociaciones con Washington con el temor a tener que ceder demasiado.
“He presentado al Consejo Europeo las diferentes posibilidades y opciones que tenemos ahora con muchos otros países que quieren hacer acuerdos de libre comercio”, dijo Von der Leyen en la rueda de prensa posterior a la reunión con los líderes de los 27, que evitaron plasmar el asunto comercial en las conclusiones de la cita, aunque fue uno de los platos fuertes ante la cercanía del 9 de julio, la fecha límite para cerrar un acuerdo que evite la mayoría de los aranceles anunciados por Trump contra la UE y las contramedidas del bloque comunitario.
Von der Leyen explicó que “la parte más atractiva” de esas nuevas alianzas tiene que ver con el Tratado Integral y Progresista de Asociación Transpacífico (CPTPP, por sus siglas en inglés) que incluye a una docena de países (Australia, Brunéi, Canadá, Chile, Japón, Malasia, México, Nueva Zelanda, Perú, el Reino Unido, Singapur y Vietnam). “Los países asiáticos quieren tener una cooperación estructurada con la Unión Europea y la Unión Europea quiere lo mismo”, expresó Von der Leyen, que apuntó a una “reforma para lo positivo en la OMC que no repita los ”errores“ de esa organización establecida en 1995 para regir el comercio mundial, pero cuyo sistema de arbitraje para resolver disputas está bloqueado por EEUU desde 2019.
La intención de Von der Leyen es “mostrar al mundo que el libre comercio con un gran número de países es posible sobre la base de normas” y hacerlo con una alianza con la CPTPP, aunque sin que la UE se integre en ese club. La pretensión, además, es que sean esos dos bloques los que lideren la iniciativa al margen de Trump. “EEUU dejó el CPTPP”, recordó la alemana.
“La UE considera que su cooperación con el CPTPP es una forma de avanzar hacia un sistema comercial moderno, basado en normas y en un comercio justo, libre y no discriminatorio”, apuntan fuentes comunitarias.
Esa propuesta es un intento más de la UE por afianzar las relaciones con el resto de socios comerciales ante los aranceles de Trump, que irremediablemente van a dañar la economía europea y a cambiar hasta cierto punto las interconexiones mundiales. Cuando Trump comenzó a disparar, la UE se vio obligada a volver a mirar a China, aunque la relación con el gigante asiático siempre es complicada en tanto en cuanto “rival sistémico y competidor económico”, como demuestran los aranceles a los vehículos eléctricos o la reciente restricción de la contratación pública de productos sanitarios. Sin embargo, la cooperación se sigue intentando y se abordará en una cumbre los próximos 24 y 25 de julio en Pekín.
La UE pretende cerrar un acuerdo comercial con India este mismo año, también se está redoblando la presión para que se ratifique el polémico acuerdo sellado con el Mercosur, al que se oponen con vehemencia Francia y Polonia. Y se ha rubricado una alianza estratégica con Canadá, que, entre otras cosas, permitirá la participación de ese país en el principal instrumento de financiación del plan de rearme al permitir a las empresas canadienses beneficiarse de los préstamos canalizados a través de la Comisión Europea y que, inicialmente estaban limitados a los países europeos y Ucrania.
¿Acuerdo rápido o bueno?La diversificación es la tercera pata de la estrategia de la UE frente a la guerra comercial de Trump. Las dos primeras eran “negociación” y “represalias”. Europa quiere un acuerdo que evite los aranceles. Y en eso lleva trabajando desde hace semanas el comisario de Comercio, Maros Sefcovic. Pero el pesimismo se ha ido imponiendo y la UE va asumiendo que es muy posible que no logren un acuerdo mejor que el de Reino Unido, que fue uno de los espejos en los que se miraban para intentar sacar ventajas de los entendimientos previos.
La última propuesta que EEUU ha enviado a Bruselas no ha dado en absoluto esa impresión, más bien todo lo contrario. Pero hay países, como Alemania, que apuestan por un acuerdo rápido que evite los aranceles para casi el 50% de los productos europeos mientras que otros, como Francia, son partidarios de mantener firmeza frente a Trump para que el entendimiento sea lo más equilibrado posible. “Hay que utilizar todas las herramientas para garantizar un acuerdo justo”, dijo Emmanuel Macron, que advirtió de que, si EEUU mantiene el arancel general del 10%, Europa deberá responder de manera equivalente. “Nuestra buena voluntad no debe verse como una debilidad”, afirmó. “Estados Unidos es nuestro principal socio, pero tenemos que ser similares a nuestros socios en algún sentido”, añadió el polaco, Donald Tusk.
Ahí entra en juego la tercera parte: las represalias. La advertencia de Macron es que la UE deberá responder de forma proporcional al golpe que supongan los aranceles definitivos de Trump. Por el momento, hay un paquete de aranceles de 21.000 millones de euros suspendido a la espera del acuerdo y se están negociando medidas de “re-equilibrio” ante la cada vez más certera opción de que se tengan que activar para compensar los gravámenes estadounidenses, pero de los 95.000 millones previstos, se están sacando elementos por los intereses de las industrias europeas.
Por el momento, las conversaciones siguen su cauce. Este viernes se ha producido una videollamada entre el comisario de comercio, Maros Sefcovic, y el asesor de Comercio de la Casa Blanca, Jamieson Greer. “Seguimos trabajando intensamente para lograr una solución negociada. Agradecemos la interacción constructiva”, ha dicho después el eslovaco en la red social X.
“Estamos listos para un acuerdo. Al mismo tiempo, estamos preparándonos en caso de que no se alcance un acuerdo satisfactorio, por eso estamos consultando nuestra lista de re-equilibrio. Defenderemos los intereses europeos, todas las opciones están sobre la mesa”, resumió Von der Leyen tras la reunión con los líderes de la UE, que llegaron a Bruselas un día después de la cumbre de la OTAN en la que se rindieron a la exigencia de disparar el gasto militar al 5% que exigía Donald Trump y que desató su furia contra España por la negativa de Pedro Sánchez a cumplir con ese umbral. A pesar de que el presidente de EEUU amenazó a España con “pagar el doble”, por la vía comercial, lo que arrastraría a la UE en su conjunto al funcionar como un bloque aduanero, en Bruselas confían en que ese arrebato no perjudique a las negociaciones en marcha.