Los fabricantes de automóviles critican que el pacto convierta los coches fabricados en Reino Unido en más baratos que los ensamblados en EEUU o en México y Canadá
Las grandes del motor de EEUU ya sienten el golpe de los aranceles: Ford y General Motors asumen un coste de 6.500 millones
Si hay un sector empresarial que está mostrando su oposición a la política comercial de Donald Trump ese es el del automóvil.
Los fabricantes han cargado, sobre todo, contra el acuerdo comercial sellado con Londres. Entienden que va a beneficiar a los coches fabricados en el país europeo, por delante de aquellos que se ensamblan en Norteamérica, no solo dentro de Estados Unidos, sino de forma conjunta con Canadá y México que, hasta ahora, han constituido un bloque comercial con entidad propia.
Las críticas vienen de la mano del Consejo Estadounidense de Política Automovilística (American Automotive Policy Council), la asociación empresarial que representa los intereses de Ford, General Motors (dueña de marcas como Buick, Cadillac, Chevrolet o Hummer) y Stellantis (propietario de Jeep, Chrysler o Dodge y de enseñas europeas como Peugeot, Citroën, Fiat u Opel).
Estos gigantes con raíces en Detroit (en el Estado de Michigan) consideran que la “industria automovilística de Estados Unidos está altamente integrada con la de Canadá y México”. “Eso no ocurre entre EEUU y Reino Unido”, añaden las empresas a través de un comunicado. “Estamos muy decepcionados con que esta Administración priorice a Reino Unido por encima de nuestros socios norteamericanos. Con este acuerdo, será más barato importar un coche de Reino Unido, con muy pocos componentes estadounidenses, que uno fabricado bajo USMCA [el Acuerdo comercial entre los tres países norteamericanos] en Canadá o México, del que la mitad de sus componentes son estadounidenses”, critica esta asociación empresarial.
Este acuerdo “hace daño a los fabricantes estadounidenses, a sus proveedores y a los trabajadores del sector”. “Esperamos que este acceso preferencial para los vehículos británicos, por encima de los norteamericanos, no siente un precedente para las negociaciones con nuestros competidores de Asia o de Europa”, critica el presidente del American Automotive Policy Council, Matt Blunt.
Aumento de las críticasEl comunicado contra el acuerdo entre los gobiernos de Trump y Starmer no habla de cifras concretas, de lo que puede suponer el nuevo pacto comercial entre ambos países. Sin embargo, los fabricantes ya han comenzado a desglosar estimaciones de cuánto les puede suponer la batería de aranceles. Por ejemplo, Ford y General Motors han cifrado el impacto conjunto en sus resultados en cerca de 6.500 millones de euros, como contamos en este tema.
No es la primera vez que critican las consecuencias de ampliar las barreras arancelarias. A mediados de abril, los tres fabricantes hablaban de un posible aumento de costes de hasta 42.000 millones de dólares (cerca de 38.000 millones de euros). Sin embargo, al mismo tiempo que criticaban el golpe, han tratado de mantener las líneas de diálogo abiertas con la Casa Blanca, para tratar de mitigar o revertir sus medidas. “Los fabricantes de automóviles estadounidenses mantienen su compromiso de trabajar con el presidente Trump y su administración para promover políticas que fortalezcan la industria automotriz estadounidense y fomenten el empleo en el país”, aseguraba el American Automotive Policy Council a mediados de abril.
El peso de estas compañías y la posible influencia en las decisiones políticas se basa, sobre todo, en lo que suponen para la economía de EEUU. Solo estas tres multinacionales aseguran que representan cerca del 3% del Producto Interior Bruto (PIB) del país.
Coincidiendo con esta batalla arancelaria, Ford, General Motors y Stellantis han publicado un informe en el que destacan la relevancia de estas tres empresas. Ponen énfasis en que todos los fabricantes (incluidos otros, como BMW, Mercedes, Nissan, Toyota o Tesla) con centros de producción en ese mercado suman 436.000 puestos de trabajo en Estados Unidos y, de ellos, más de la mitad están bajo el paraguas de las tres empresas integradas en el American Automotive Policy Council. También, que las tres multinacionales representan dos de cada cinco coches que se venden en ese país y concentran la producción de uno de cada dos vehículos 'made in US'.
También destacan que sus inversiones son mucho más altas que las de otras multinacionales estadounidenses, como IBM, General Electric, Boeing o AT&T. Se basan en datos de 2022 y apuntan que General Motors invierte del orden de 9.900 millones de dólares (casi 9.000 millones de euros) anuales, a los que se suman 7.900 y 7.300 millones de dólares de Ford y Stellantis, respectivamente. Estarían, aseguran, muy por encima de los 6.100 millones de IBM o los 3.000 millones que rozan, cada una, Boeing o Uber.