Reguant, que da clases en la Universidad de Northwesthern (Chicago) una de las instituciones académicas a las que Trump ha congelado fondos federales, cree que hace falta invertir más en la red de infraestructuras y que España puede ser la batería de Europa
La confusión sobre las causas del apagón recrudece la batalla ideológica entre renovables y nuclear
Mar Reguant es una economista especializada en energía y cambio climático y una de las investigadoras en la materia más laureada.
Su currículum quita el hipo. Nacida en Súria (Barcelona) en 1984, es investigadora ICREA en el Instituto de Análisis Económico del CSIC y miembro del Consejo Asesor para el Desarrollo Sostenible (CADS) de Catalunya. Estudió en la UAB antes de aterrizar con 22 años en el Massachusetts Institute of Technology (MIT), donde se doctoró. Ha trabajado con economistas de la talla de los Nobel Jean Tirole o Peter Diamond, además del antiguo jefe del FMI Olivier Blanchard. Formó parte del grupo de 26 expertos convocados en 2020 por el presidente francés, Emmanuel Macron, para asesorarlo sobre cambio climático.
Atiende esta entrevista por videoconferencia antes de empezar una de las clases que imparte en la Universidad de Northwesthern, al norte de Chicago, una de las instituciones académicas a las que Donald Trump ha congelado fondos federales mientras investiga presuntas violaciones de derechos, según la Casa Blanca. Ahora solo pasa allí un trimestre al año junto a su familia: su marido, también economista y consultor de la Reserva Federal (Fed), su hija de 8 años y su hijo de 6. Ambos nacieron allí, pero tras la pandemia y a las puertas de unas nuevas elecciones norteamericanas, dijo “hasta aquí”. Ya no aguantaba más a Trump, y decidieron volver y fijar su residencia en Catalunya.
Se mantienen abiertas todas las hipótesis sobre las causas del apagón, pero REE ha apuntado a la energía renovable fotovoltaica. ¿Cuál es la suya?
Todavía hay que ver lo ocurrido. Las renovables son más volátiles pero se incorporan cada día a la red sin ningún gran drama. El lunes, el día del apagón, hubo un desajuste muy grande en la frecuencia y cuando esto ocurre, las plantas se desconectan y puede producirse un efecto cascada, con lo que muchas plantas de todo tipo se fueron apagando. Hay que ver en qué orden ocurrió y por qué la frecuencia se desajustó tanto. Es como el huevo y la gallina: hay que ver si las plantas se apagaron y eso originó el problema o si el problema ya estaba y las plantas respondieron en cascada. Quizás fue una combinación.
Los más reacios a las renovables dicen que las energías convencionales salvaron la situación, como los generadores alimentados con diésel.
El diésel, la hidráulica y el gas natural son flexibles y pueden ayudar en situaciones como las vividas el lunes. El diésel solo se usa básicamente para eso, así que puede ser útil precisamente en esta dimensión. La nuclear aporta mucha energía, pero el lunes fue muy poco útil porque tiene poca flexibilidad para ajustar la producción. Esto hace que para mantener la nuclear encendida se tire mucha energía renovable y dificulta el equilibrio. Sería más fácil con más hidráulica y gas, que ya tenemos, sencillamente no la usamos mucho, pero la nuclear no es flexible.
¿Cómo pueden desaparecer súbitamente 15 gigavatios de la energía que se estaba produciendo, el equivalente al 60% de la luz que se estaba consumiendo?
No es que desaparezcan, los 15 GW estaban, pero no entraban en la red porque las plantas se desconectaron en cascada, que en lo esperable en un apagón de estas características.
Sin ser apocalíptica, hace falta invertir para mejorar la red e incrementar el respaldo, por ejemplo, con bombeo de agua y baterías
¿Podría pasar de nuevo? ¿Qué hay que hacer para evitarlo?
El lunes fue un día muy sencillo, con una temperatura muy agradable. En Texas y California sufren este tipo de apagones en días de mucho calor o de mucho frío. Sin ser apocalíptica, hace falta invertir para mejorar la red e incrementar el respaldo, por ejemplo, con bombeo de agua y baterías.
¿Cree que falta invertir en la red de infraestructuras?
Se ha hecho mucho por integrar la red europea y las renovables, pero siempre se puede hacer más. Tenemos que poner redundancias [implementar sistemas de respaldo para garantizar la continuidad del suministro eléctrico en caso de fallos], como he dicho, de una manera distinta para asegurar que red funcione. Hay que mejorar tanto la infraestructura como los protocolos. Con la infraestructura actual, seguramente tenemos margen para repensarlo un poco.
¿Cómo afecta que la península ibérica sea una isla energética?
Ser una isla hace más difícil la integración de renovables y por ese motivo la casación entre la nuclear y la renovable es tan difícil. Cuando nos sobra generación, no la podemos mandar hacia Francia o Alemania, pero no siempre nos sobra y al ser una isla tampoco podemos recibir energía de Francia si la necesitamos. Por otro lado, durante la crisis energética, este hecho distintivo nos protegió en parte del incremento de precios.
¿Cree que el apagón puede suponer un freno a la apuesta por la energía renovable?
No creo que sea un replanteamiento que nos podamos permitir. En España, la energía renovable es la más barata hoy en día, sería tirar el dinero. Se trata de investigar qué ha pasado y de trabajar para mejorar, pero siendo conscientes de que ya hace muchos años que disfrutamos de energía renovable barata y más limpia que la fósil, y lo hemos hecho sin grandes sobresaltos.
En España arrecia el debate sobre las nucleares. El lobby del sector, con los partidos de derecha y muchos municipios con centrales a su lado, piden que se alargue la vida. ¿Existe un riesgo de suministro energético si se cierran?
No lo veo y especialmente en España, con tanta energía renovable. No creo que haya que alargar su vida, de hecho, sería más caro que poner más renovables. Sí que es verdad que en ciertos momentos no hay viento ni sol, pero en estos periodos la nuclear no es muy útil porque no aporta esta flexibilidad, como he comentado. Ahora mismo esto lo hace el gas: pones en marcha un ciclo combinado, lo cierras y te sale muy barato. Con la nuclear ocurre que, durante muchos meses del año, en lugar de complementar la renovable, haya que tirarla porque se tiene la nuclear a tope. En España es difícil sostener que necesitemos las nucleares más allá de 2035, que es cuando vienen previsto cerrar.
“Es difícil sostener en España que necesitamos alargar la vida de las nucleares, con tanta energía renovable; sería más caro”
¿El gran reto es invertir en el almacenamiento de la energía renovable?
Sí, pero tenemos 10 años. Hay muchas maneras de almacenar. Una es con el agua, pero también están las baterías, donde se está mejorando muchísimo. Eso sí, tenemos que aprender a consumir diferente. Por ejemplo, los coches eléctricos son una batería con ruedas. A mí me gusta probar cosas y tengo baterías eléctricas en casa. El día que nos dejen usar el coche eléctrico como batería, tendremos una batería enorme esparcida por todo el territorio. Cada coche eléctrico es el equivalente a 60 KW consumidos en una hora. Es el consumo de una familia durante unos tres días, así que es energía que se puede usar para añadir mucha flexibilidad a nivel residencial. Con un millón de coches tienes 60 GW con ruedas.
El pico de consumo en España es más o menos 30 GW. Tendríamos de golpe dos horas de generación por toda España en caso de que quedarnos a cero, que no nos quedamos nunca, pero tendríamos esta flexibilidad. No soluciona el funcionamiento de una petroquímica o de grandes industrias, pero es mucha energía que ya no necesitaríamos almacenar específicamente. En Alemania es más difícil porque te puedes pasar tres semanas sin sol y sin viento.
En paralelo está el nuevo paradigma que parece imponer Donald Trump. ¿Cree que viene un momento de 'discursos retardistas' en Europa en cuanto a la energía verde y la lucha contra el cambio climático, en el sentido de que 'si Trump no se lo toma en serio, nosotros tampoco'?
Esto ya está pasando en la Unión Europea. Enseguida se ha subido al carro, no negacionista, evidentemente, pero sí de rebajar la ambición. Hablan de los coches y ya sabemos que el coche eléctrico es el futuro. Todo este retraso crea una pelota todavía más gorda, que tendrás que deshacer más adelante.
“Que Europa compre más gas a Estados Unidos forma parte del plan, que ya empezó con Biden”.
¿Diría que en Europa la transición energética ha dejado de ser una prioridad?
Sí y no. Con la transición energética solo podemos salir ganando porque objetivamente es energía barata y es energía que nos hace más independientes. Pero sí que se bajará la ambición, la presión para llevarla a cabo, aunque el proceso caerá por su propio peso porque todo son ventajas.
¿Cómo cree que reaccionará Europa ante la presión de Trump para que compre más gas a EEUU?
Trump es chantajista, pero ya con la guerra de Ucrania hubo movimientos para tenernos atenazados, no solo a nivel militar, sino también a nivel energético. Y aquí estamos, forma parte del plan de Estados Unidos, mucho del gas que nos colocaron lo hizo Biden.
¿Cuál cree que debería ser el papel de España en la transición energética europea?
En España gran parte de la energía ya es renovable, excepto en el sector del automóvil. Creo que estamos haciendo los deberes, con el petróleo hemos hecho grandes avances y hemos bajado el consumo de gas. Siempre se puede hacer más, pero España está liderando y, como tiene mucha más producción solar, podría ser la batería de Europa. El problema es que no hay conexión, hay que ver cómo esta energía se hace llegar a otros lugares. El debate ahora es si nos la quedamos nosotros y creamos oportunidades y puestos de trabajo, o la mandamos a Francia, a Alemania. Probablemente la respuesta es un poco las dos cosas.
Cambiando de tema, ¿cuál es el clima en la universidad a raíz de las amenazas de Trump de congelar la financiación?
Hay dos temas que preocupan mucho: la financiación y la libertad de pensamiento. Trump se está cargando la estructura de financiación y becas. Cancelar la financiación de programas, incluso que ya se han aprobado, pone a las universidades y los empleos en la cuerda floja en tres segundos.
La libertad de pensamiento está seriamente comprometida. Yo me dedico al cambio climático y hay muchos investigadores que están en un rebranding de su investigación para que sea sobre el cambio climático, pero que no lo parezca. Quieren pedir becas sin que salga el concepto cambio climático. Hay gente muy naif que para hacérselo digerible se explican a ellos mismos que no cambiarán la investigación, pero esto es pura tontería. Al final, la cambias.
En la Reserva Federal (Fed) de San Francisco teníamos un seminario virtual de ponencias sobre cambio climático con gente de todo el mundo. Ahora lo asumimos desde mi organización, que es europea, y la Fed lo ha borrado de su web. Cada vez que lo montamos no podemos decir que en su día lo había organizado la Fed. Hablando con ellos lo normalizan, me decían que se consideraban afortunados porque en el fondo no habían cambiado nada, solo lo habían borrado del mapa. Es un poco fuerte. Desde hace tiempo se ha puesto la semilla de ir en contra de las grandes universidades. Antes, ser el presidente de una universidad era un honor, ahora es un marrón que no quiere nadie porque te hacen la vida imposible. A cada presidente se le buscan chorradas para cargarse la universidad.
¿Está en peligro el exitoso modelo de innovación de Estados Unidos?
Absolutamente. La administración Trump está cancelando visados y muchos programas no puedan atraer talento de fuera. Muchos estudiantes de doctorado han decidido ir a Europa porque no lo ven claro. Las empresas punteras no lo ven bien porque, pese a que se quejan de que en la universidad hacemos las cosas demasiado lentas (y tienen razón), les gusta el talento y ven que la sinergia universidad-empresa se va a perder. Hay universidades que han cancelado todos sus programas de doctorado para el año que viene. Esto quiere decir que durante una generación no entrará nadie. Si esto lo haces dos, tres, cuatro años seguidos, ya te has cargado todo el ecosistema. La universidad está fatal.
¿Cree que la resistencia que ahora está encabezando Harvard, junto con algunas voces críticas de empresarios, puede convertirse en un punto de inflexión contra Trump?
Eso espero. Es lo típico de los fascismos, que no lo parecen y después lo son. Entiendo que la gente proteja su empleo, pero necesitamos a alguien que se pueda permitir perder el trabajo, que se pueda permitir quejarse y hacer frente a Trump. Además, en Harvard, en el fondo, esta actitud también tiene beneficios, porque hay mucha gente que tiene ganas de mandarles dinero, a través de donaciones, para que se opongan. Harvard está jugando esta carta, que a nivel moral es la más adecuada, pero si empiezan a perder apoyos, dejarán de hacerlo. Creo que están testando si se lo pueden permitir.
¿Confía en que estas protestas hagan mella en Trump y dé marcha atrás en algo?
No soy muy optimista con el hecho de que Trump reaccione, aunque con los aranceles sí estamos viendo que al final se le puede hacer frente cuando las decisiones son desastrosas. Trump disfruta con el sufrimiento, enfrentarse a un matón pude ayudar a que quizás se lo piense.
Trump se está dando cuenta de que tiene menos poder de lo que cree
¿Qué cree que persigue Trump con la política comercial proteccionista?
Conozco a algunos asesores de Trump y la única explicación es que no escucha lo que le dicen, porque es imposible que cualquier economista le recomendara lo que está haciendo, sea o no un experto en comercio. Trump prueba una cosa loca, ve cómo reacciona la gente y la cambia. Hay quién dice que lo hace a propósito para jugar al mercado y ganar dinero con el uso de información privilegiada. Otros piensan que no tiene ni idea y hace lo que le da la gana, pero lo cierto es que no tiene ningún sentido. Está hundiendo el país. Estados Unidos importa gran parte de lo que consume, es dispararse un tiro en el pie. La sensación es que está intentando lanzar un órdago para ver cuánto puede sacar de otros países, pero se está dando cuenta de que tiene menos poder de lo que cree y de que Estados Unidos ya no es la potencia que era. Tiene cierto poder, sí, pero si se pone estúpido el resto del mundo le dirá que se vaya al carajo.
El FMI advierte de un impacto en el crecimiento global, también.
Sí, pero será algo muy doméstico porque el consumo en EEUU es desorbitado. A nivel europeo, China quizás colocará un montón de producción que no sabrá donde colocar, y quizás tendremos productos baratos, ropa absurda y productos electrónicos que se consuman en todo el mundo y que siempre han sido más baratos en Estados Unidos.
¿Cómo valora la reacción de Europa?
En Europa tenemos varios problemas gordos. Geopolíticamente, estamos en medio de todo, a nivel energético dependemos mucho de Estados Unidos y a nivel militar también. Estados Unidos nos tiene muy presionados. Es una oportunidad para Europa, podemos jugar a dos bandas entre China y Estados Unidos.
¿Oportunidad en qué sentido?
De jugar un papel más neutral en esta guerra comercial y de hacer las cosas un poco mejor. Si Europa intenta no meterse mucho (aunque con los coches eléctricos, por ejemplo, ya nos hemos metido), puede ser un lugar donde el libre comercio todavía esté más presente, donde el talento lo vea como un lugar atractivo, con un estado del bienestar aceptable. A nivel militar y de energía, el reto es mayúsculo y la oportunidad la veo más en las renovables, para lo cual sí que necesitamos a China. Si ahora metiéramos unos aranceles del 145%, o de más del 200% de golpe, la energía solar sería carísima.
Europa no ha hecho los deberes. China es ahora quien hace los coches que la gente quiere comprar
¿Por qué no arranca el coche eléctrico a Europa y especialmente en España?
Porque es un sector que da mucho trabajo, con muchas grandes empresas y pymes, y que exporta mucho, especialmente desde Alemania. Con visión, se hubiera ido desmontando despacio, pero es más fácil no hacer nada. Y este es ahora el gran reto. Los puestos de trabajo se destruirán sí o sí. El coche eléctrico es mucho más fácil y barato de hacer y si las baterías son baratas. Si necesitamos menos gente para hacer coches tenemos que repensar la industria, ver como reconvertimos los puestos de trabajo, por ejemplo, para la transición energética. La industria es consciente de que los puestos de trabajo se perderán sí o sí, pero como no hemos hecho los deberes, ahora puede ser que se destruyan casi todos.
No solo no hemos hecho los deberes, sino que hemos puesto aranceles a los coches eléctricos chinos.
No solo son los aranceles, hay otras muchas trampas. Como los subsidios al coche híbrido, demonizar la reconversión del sector, instalar cargadores eléctricos que no funcionan por todo el país, que hacen que la gente piense que el coche eléctrico no funciona cuando en el resto del mundo se ve como un cambio inevitable. O haber planteado el coche eléctrico como un coche de lujo, que es el gran error a nivel de desarrollo industrial. Luego dicen los fabricantes que no tiene demanda, evidentemente que no la tiene si haces un coche que la gente no quiere. Yo compré uno por puro activismo y porque me lo podía permitir, pero la gente no necesita un SUV que te pueda hacer 500 kilómetros. China es ahora quien está haciendo los coches que la gente quiere comprar.