(Londres TV)  Tal como estaba previsto, la oposición de centro izquierda recuperó el poder que le había sido esquivo durante los últimos años. Este nuevo escenario significa un revés de considerables proporciones para la derecha identificada con la xenofobia.

Así las cosas, los socialdemócratas suben al podio de la mano de Mette Frederiksen de 41 años de edad, quien podría convertirse en la primera mujer en llegar al codiciado cargo de Primera Ministra en el país nórdico.

Conocida por su discurso “rompe esquemas”, Frederiksen indicó, al conocer los resultados de las elecciones legislativas celebradas este miércoles en Dinamarca, que "Ustedes han elegido que en Dinamarca haya una nueva mayoría, que Dinamarca tome otra dirección. Han elegido que Dinamarca tenga un nuevo Gobierno".

Este resultado ubica a los socialdemócratas al frente del Parlamento con algo más del 26% de los votos y, como se tenía planteado, llevar al plano real la promesa de establecer pactos con la derecha y con la izquierda. Con los primeros en materia de inmigración y con los segundos en asuntos económicos y ecológicos. El nuevo escenario indica que el bloque gubernamental del primer ministro Lokke Rasmussen no podrá volver a gobernar, al menos en unos años.

El bloque de centroizquierda suma alrededor del 49 % de los votos, frente al 41 % del bloque gubernamental del primer ministro Lars Lokke Rasmussen. Su Partido Liberal sube cuatro puntos, hasta el 23,5 %, pero no podrá gobernar.

Rasmussen dijo que la jornada les deja un “sabor agridulce” dado que el bloque al que pertenece ahora es minoría.

Estas palabras del primer ministro tienen su asidero en los nefastos resultados del xenófobo Partido Popular Danés (PPD) obtenidos en la jornada electoral danesa, que ha descendido del 21,1 % al 8,8 % de los votos, lo que se traduce en el peor resultado desde 1998, cuando se enfrentaron al electorado por primera vez.

El DF ha sido el timonel de la política danesa en las últimas dos décadas, pues ha apoyado todos los ejecutivos liberal-conservadores desde 2001, incluido el del actual primer ministro Rasmussen, y con ello marcado la dura línea danesa en lo que respecta a la política migratoria desde entonces.

 

Una victoria cantada con anterioridad

Al inicio de la jornada electoral para las elecciones parlamentarias que arrancó el  miércoles a tempranas horas en Dinamarca, las encuestas reflejaban una preferencia del electorado del 30% (última encuesta de Voxmeter) para el opositor Partido Socialdemócrata, lo cual era visto como un giro hacia la izquierda en el país nórdico.

Esta tendencia significaba un claro rechazo de los ciudadanos al  Partido Popular Danés (extrema derecha), abanderado del tema xenófobo. El Partido Popular es la segunda fuerza del país y se mantiene en el poder desde hace 20 años. Actualmente los daneses están regidos por un gobierno de coalición entre liberales y conservadores.

Tras las elecciones europeas, el PP obtuvo un modesto resultado lo cual auguraba resultados adversos en los comicios daneses. Según últimos sondeos, el PPD habría bajado del 21,1% hasta 10,1% de aceptación del electorado, luego de los últimos comicios europeos.

Previo a las elecciones del miércoles, el primer ministro, el liberal Lars Løkke Rasmussen, señalaba esta misma semana que los ojos están puestos ahora no en la gobernabilidad con sus aliados, sino con un gobierno de centro de la mano de las principales fuerzas políticas danesas.

Importante en contexto en decir que en Dinamarca el tema top en la campaña electoral fue la inmigración, en un país de 5,7 millones de personas que no quiere ver amenazada su tranquilidad con extraños. El cambio climático también jugó un papel importante en la campaña.

El partido de Rasmussen bien podría montarse en la segunda posición echada al traste en el año en 2015 ante el DF. Pretende aislar así a los "extremismos", apuntando a dos nuevas formaciones xenófobas con posibilidades de entrar en el Parlamento y a los ex comunistas.

No obstante, esas pretensiones fueron cortadas por la socialdemócrata Mette Frederiksen, quien tiene en mente un gobierno en solitario, pero haciendo pactos en lo que respecta a la política migratoria con la derecha, mientras que los temas de corte social y económico con sus aliados en el bloque opositor, como en efecto ha ratificado una vez conocidos los resultados electorales. Frederiksen, de 41 años, se convertiría en la primera ministra danesa más joven, y no presentaría cambios de orden radical en su función.

En Dinamarca el número de inmigrantes de países no occidentales y sus descendientes que han sido víctimas de discriminación, debido a su origen étnico, aumentó a 48% en 2018 desde un 43% en 2016, según el Barómetro de Integración Nacional.

Según el Eurobarómetro, 30% de los daneses prioriza el tema de la inmigración como su principal preocupación, nueve puntos por encima de la tasa media en el resto de los países de Europa.

Dinamarca es el más meridional de los países nórdicos y forma parte de la Unión Europea desde 1973. Cuenta con 5,7 millones de habitantes distribuidos en una comunidad integrada por tres partes autónomas, la propia Dinamarca y sus dos territorios de ultramar o territorios dependientes, Groenlandia y las Islas Feroes. Dinamarca tiene el récord de ser el país menos corrupto del mundo (según datos de 2010) y, señalan analistas, es el país donde los habitantes son más felices y uno de los mejores del mundo para vivir.