El sector turístico vive entre la euforia y el miedo. Camina entre el entusiasmo de saber que va a superar las mejores cifras de ingresos y llegada de viajeros de la historia y el temor a que las localidades turísticas ya no den más de sí por la saturación de turistas. “El turismo en España tiene límites y, si se superan, eso provoca protestas ciudadanas.