Hace mucho calor en este pleno abril en Madrid. Espero a Roberta Marrero resguardada en la librería Mary Read, cerca de Atocha. La artista canaria llega puntual, acompañada de una amiga que acaba contándonos que se va a casar. Nos saludamos y charlamos un rato antes de empezar la entrevista, hablamos en ese preámbulo de Lorca, de Ana Belén, de la boda y de Bob Pop.
Estar con Roberta es siempre habitar un mundo heterodoxo, rico, sthendaliano, golfo, extraño y referencial.