La unión bancaria de la zona euro se puso en marcha durante la crisis, en 2012-13, como ha recordado el comisario de Finanzas, Pierre Moscovici. El proyecto constaba de tres patas: un nuevo supervisor bancario; un mecanismo europeo de resolución y la garantía de depósitos. Los dos primeros existen; el tercero se encontraba en respiración asistida por las reticencias de Alemania y la Nueva Liga Hanseática –Países Bajos, Irlanda y bálticos–.
El nuevo supervisor bancario europeo es la herramienta del BCE para supervisar los bancos nacionales, los 130 mayores bancos de la zona euro y realizar los test de estrés que prevengan contra entidades bancarias no saneadas, como las que cayeron como un castillo de naipes en los años más duros de la crisis.