Hacer todo lo posible para que la economía no se derrumbe, o solo enunciarlo. Apostar por una respuesta conjunta poderosa o utilizar los mecanismos que ya existen. Planificar una reconstrucción económica y social tipo Plan Marshall cuando la crisis del coronavirus se supere, o ni siquiera hablar de ello.
Son las posiciones que atenazan a una Unión Europea incapaz de dar una respuesta ambiciosa y solidaria a una crisis que afecta a todos sin distinción: a los del sur y a los del norte; a los amigos de la cohesión y a los frugales; a los expansivos y a los halcones hanseáticos; a España, Francia e Italia que piden coronabonos, y a Alemania, Holanda y Austria que los consideran poco "morales" y sólo piensan en posibles préstamos y con condiciones de rescate.