Los desacuerdos han llegado en un mal momento. Con la invasión rusa de Ucrania y la crisis energética como telón de fondo, las diferencias entre París y Berlín han aumentado en los últimos meses, hasta el punto de que el Consejo de Ministros franco-alemán que debía celebrarse esta semana en Fontainebleau tuvo que ser cancelado. “Las cosas son no fáciles ahora mismo entre los dos países”, reconocía hace unos días el ministro de Economía francés, Bruno Le Maire. “Esto debe llevarnos a una redefinición estratégica de las relaciones, a un reseteo en una serie de puntos”.
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