17 de enero de 1966. Cuatro bombas termonucleares se desprenden de un bombardero estadounidense mientras este sobrevuela el municipio de Cuevas de Almanzora (Almería) a la altura de la pedanía de Palomares. La primera de aquellas bombas se encontró intacta; una segunda fue rescatada meses más tarde del fondo del mar; las dos restantes se quebraron, esparciendo el material radioactivo de su interior por la zona.
44 años después de la que pudo haberse convertido en la mayor catástrofe de nuestra historia, el oscurantismo en torno a este episodio, así como a la gestión de sus consecuencias directas, continúa suscitando interrogantes.