Cinco meses después de haber cerrado el capítulo del Brexit, Reino Unido se adentra de nuevo en una crisis existencial, esta vez con Escocia como protagonista. La mayoría independentista obtenida el jueves en las elecciones al Parlamento de Edimburgo ha dado un nuevo impulso a las demandas de la primera ministra escocesa, Nicola Sturgeon, de convocar un segundo referéndum de independencia no más allá de 2023. Su hoja de ruta pasa por pactar una consulta con Londres como la celebrada en 2014, pero la oposición del Gobierno británico a repetir otra votación tan pronto sitúa a Sturgeon en una posición incómoda.
Leer más: ¿Es posible un referéndum en Escocia 'a la catalana'?