Abrazada a un gato mientras esperaba su autobús, Halyna Ukrainyk contaba que el bombardeo había comenzado de madrugada, y ella se encerró en un sótano. “Es horrible lo que está pasando allí. Es imposible permanecer allí”, dijo el viernes a la agencia Reuters. Sentados en bancos con puñados de pertenencias, Halyna formaba parte de los primeros grupos de habitantes de la localidad de Vovchansk y de las aldeas circundantes que, frustrados y enfadados, huyeron de la nueva ofensiva con la que Rusia está logrando pequeños avances en la región de Járkov, al noreste de Ucrania.