Las mentiras de Alex Jones atormentaron durante años a los padres de los niños de seis y siete años asesinados en la escuela de Sandy Hook. Tras el tiroteo de diciembre de 2012, el agitador de conspiraciones y vendedor de productos para la disfunción eréctil se dedicó a cuestionar en sus emisiones de Infowars la existencia de los muertos e incluso a decir que las víctimas eran actores y sus padres estaban compinchados en un engaño.