Hoy por hoy, ni Rusia ni Irán disponen de recursos suficientes para frenar el avance rebelde y, probablemente, ya dan por amortizado a Bashar Al Asad
La repentina captura de Alepo y Hama ha sorprendido a propios y extraños hasta el punto de que muchos analistas consideran que podrían ser el principio del fin del régimen asadista. La debilidad de Rusia, Irán y Hizbulá, tradicionales aliados de Bashar Al Asad, es uno de los motivos que explica los drásticos cambios registrados sobre el terreno, pero no es el único ni, probablemente, el más relevante.
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