El clerén, un sucedáneo del ron, pero de calidad ínfima y producido de forma clandestina, está haciendo estragos en la República Dominicana y se ha cobrado la vida de al menos 42 personas que se dieron a la bebida durante el confinamiento decretado por el coronavirus.
El goteo de muertes ha sido constante en los últimos diez días, cuando se notificaron los primeros casos de personas que murieron de forma casi fulminante después de haber consumido botellas de clerén que habían sido adulteradas con una sustancia tóxica.
La gran mayoría de los casos se están produciendo en barriadas populares, donde los habitantes no pueden costearse una botella de ron y se tienen que conformar con su versión pirata, el clerén, que se vende a granel con un precio que ronda un dólar por medio litro.
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