En un rodaje se llegan a juntar hasta un centenar de oficios: carpinteros, iluminadores, modistas... a veces, todos a la vez, incluidos actores, directores, productores y sus respectivos asistentes y asesores. ¿Es posible que un solo protocolo de seguridad ante la COVID-19 atienda tantas necesidades diferentes?
El mundo del cine se enfrenta a una situación desconocida. Para una pandemia mundial no hay manual de instrucciones, ni experiencias probadas que copiar. El confinamiento congela proyectos, cuando no directamente los entierra, y al miedo inherente a la inactividad de este sector tan peculiar se suma el pánico a contagiarse o contagiar.
La creación audiovisual pasa por muchos momentos decisivos para su desarrollo, pero sin duda, en tiempos de pandemia, el más delicado es el rodaje, donde la cadena de contactos se multiplica por mil.
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