Marzo de 2014, un restaurante en un polígono industrial a las afueras de Santiago. El ingeniero barcelonés Xavier Cugat acaba de incorporarse como project manager del negocio fotovoltaico en Chile de una empresa italiana.
-¿Qué haces aquí?
-Trabajando en Chile. ¿Y tú?
-Pues igual que tú... como todo el mundo.
Primer día de trabajo y allí estaba: departiendo con otro colega español que, como él, andaba buscándose la vida a más de 11.000 kilómetros de casa.
La anécdota de Cugat ilustra que el suyo es "un ejemplo como muchos", de "una diáspora de gente que trabajábamos en renovables" hace una década.