Prácticas agrícolas simples, como una labranza reducida, originadas por la gran sequía que afectó a parte de EE.UU. en los años 30 del siglo pasado contribuyen a un mayor rendimiento del suelo, según un estudio de la Universidad de Stanford publicado este viernes en la revista Environmental Research Letters.
La investigación ha demostrado que los agricultores del Medio Oeste estadounidense que sufrieron las consecuencias de la sequía que asoló los estados de Oklahoma, Kansas y el norte de Texas, y que disminuyeron la labranza incrementaron las cosechas en sus campos de soja y de maíz, al tiempo que redujeron los costes de producción y nutrieron el terreno.
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