Mientras da unas patadas al balón en un campo de tierra, María, una niña amante del fútbol, encuentra en el suelo algo que llama su atención. Se agacha a recogerlo, es un cromo de Sergio Ramos. Le viene en ese momento a la cabeza una pregunta que le hace a su madre: "Mamá, ¿por qué no hay cromos de chicas?”. Su habitación está repleta de bufandas, guantes de porteras colgados en las estanterías y fotos firmadas por sus heroínas: las futbolistas del C.D.